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3º PARTE... Estado del carro...



3º PARTE

Estado del carro...

Así como con los arreos, cualquier cosa sirve
para improvisar un carro, ya no se ven sulkys
con grandes ruedas de madera, sino carcazas
de autos viejos con ruedas de goma.
Esto de por sí ya es pesado de arrastrar, es decir
que no es un vehículo apropiado para que lo arrastre
un animal.
Muchas veces el tamaño del carro no está relacionado
con el tamaño del caballo que lo arrastra, para muchos
un caballo pequeño, tipo pony, atado a un carro para
un caballo grande, es más económico porque un caballo
chico come mucho menos que uno grande y la carga
sigue siendo la misma.


Megáfono...

Podemos ver carros de vendedores ambulantes
por nuestras calles, que se valen de un megáfono
para promocionar su venta.
Probablemente el caballo esté en buenas condiciones
generales, pero es maltratado con los ruidos:
El caballo percibe sonidos inaudibles para nosotros
(sienten antes que nosotros un terremoto).
Su oído es extremadamente sensible: mientras que
los humanos percibimos sonidos de alrededor de 20.000
ciclos por segundo, los caballos perciben sonidos
de hasta 25.000.
Además sus orejas pueden rotar 180 grados, apuntando
con precisión hacia el lugar desde donde proviene el sonido.
Pero para un caballo atado a un carro con un megáfono
a todo volumen detrás de él, es imposible liberarse
de este tormento continuo.


Conductores y maltrato...

Se suele ver que en medio de avenidas, repletas de tránsito
los carros son conducidos por menores de edad: niños.
La ley no entrega licencia de conducir vehículos motores
a los niños, así éstos provengan de familias indigentes
que los mandan a trabajar.
No se entiende por qué pueden hacer lo mismo
con vehículos a tracción a sangre.
En la mayoría de los municipios, la tracción a sangre
está prohibida, pero si esta ordenanza existe, obviamente
no se cumple en la realidad.
En este binomio carro-animal hay dos tipos de víctimas:
los conductores, víctimas de la ignorancia y los caballos
víctimas de los anteriores y de las leyes que no existen
no se cumplen o no se hacen cumplir.
Otras víctimas potenciales son los demás transeúntes
o conductores en el resto del tránsito, ante cualquier
accidente provocado por un carro.
Muchos cartoneros están borrachos, o drogados.
No tienen responsabilidad alguna sobre lo que conducen.
Y cuando no están en este estado, tampoco tienen
gran responsabilidad ante el animal que conducen:
porque el caballo pudo ser alquilado.
Y su razonamiento es obvio:
"Al caballo lo alquilé, en definitiva, no es mío"
Si no come, no toma agua, o se accidenta
no es mi problema"
"Es problema del tropero que me lo alquiló"
"Y si no quiere trabajar, lo reviento a palos
porque yo pagué para que trabaje"


Medio ambiente...

Por naturaleza el caballo es un animal de presa.
Trae en su sangre la memoria genética de escapar
para vivir.
Para esto la relación con su medio ambiente es
de extrema importancia.
Un papel que vuela por la calle puede asustar
a un caballo, porque el animal cree que puede ser
una fiera que está al acecho o salta sobre él.
Por eso les cuesta mucho adaptarse a los ruidos
y movimientos de la ciudad.
También los olores son importantes:
Con el olfato percibe la presencia de las fieras
o las de sus congéneres.
De poco les sirve en la ciudad el smog de los coches
el humo de los cigarrillos, etc.
Fuerza de paciencia y mayormente de castigos
un caballo se va acostumbrando a todo esto
pero se deteriorará irremediablemente.
En honor a la verdad, un caballo no está hecho
para transitar en medio de calles y avenidas.
En síntesis...
Un caballo no está ajeno al medio ambiente
que lo rodea, porque por naturaleza depende
del conocimiento del mismo para sobrevivir.

Cuando veamos un caballo sujeto a un carro
con la cabeza baja inmóvil de cansancio
como ausente y presa de la resignación
debemos tener en cuenta que no siempre
estuvo así.

Que este estado es fruto del maltrato de todos
desde el que lo alquila y/o lo conduce
pasando por quienes lo ignoran, hasta las autoridades
municipales que permiten que estos animales vivan
en esta situación, por Dios esto pasa en el siglo XXI



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